La ‘dark web’ no fue suficiente para este traficante
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La ‘dark web’ no fue suficiente para este traficante

21 septiembre, 2020

Una foto con marihuana en sus manos rompió su anonimato.

Uno puede comprar drogas ilegales en la calle y también en internet, aunque cueste creerlo. La dark web es el lugar en el que, a través de marketplaces como el famoso Silk Road, ya desaparecido, actúan diferentes traficantes distribuyendo su mercancía desde el anonimato. Tomando ciertas medidas son inidentificables.

Sin embargo, los humanos erramos y uno de estos vendedor de droga, conocido como Jose Robert Porras III, lo sabe bien. No fue descubierto ni por sus anuncios, ni por sus cuentas bancarias, ni por su conexión a internet, ni por el equipo que usaba para conectarse… fue identificado por una foto de su mercancía. Concretamente, una en la que salía la palma de su mano.

Este traficante estadounidense, que actuaba desde California, fue condenado a cinco años y diez meses de prisión el pasado año por «distribuir una sustancia controlada y poseer ilegalmente armas de fuego». Hansa Market, Wall Street Market y Dream Market eran los lugares en los que vendía su mercancía desde el anonimato, sin intuir que publicar una fotografía en la que se observaba su mano sería el error que lo delataría: sus huellas habían quedado retratadas.

Los investigadores, en unas primeras pesquisas, habían conseguido saber que bajo diferentes identidades mostradas en estos diferentes mercados se escondía una única persona. Esto fue posible gracias a la observancia de las fotografías y de la ortografía, en las que hallaron coincidencias como una manta roja en las instantáneas y la palabra mal escrita «qaulity» en su escritura.


Esas evidencias no era suficientes para identificar al traficante, pero sí las fotos que este subió a Imgur y mandó a un cliente para mostrar en detalle la marihuana que vendía. En estas imágenes, que todavía pueden consultarse en Web Archive, podían observarse perfectamente sus huellas dactilares.

Un análisis de estas imágenes permitió extraer sus huellas, llevar a cabo una comparación con las bases de datos disponibles y concluir que se trataba de Jose Robert Porras III. Un sujeto que ya había sido detenido en el pasado por otro tipo de asuntos. La confirmación definitiva se produjo cuando le realizaron compras encubiertas y pudieron comprobar vigilándolo de cerca como era él mismo el que enviaba la droga desde una oficina de correos. En el juicio, el traficante lo admitió todo.